Cuando los hombres se van / Roma Rey

Matthieu Bourel



Cuando los hombres se van

A los 21 te duelen las rodillas,
los ojos los tienes cansados
y la vida también

Cómo no sufrir, si los hombres se van,
te deja atrás tu padre, tu amante y hasta el que vende elotes
y como no acostumbras correr
nunca los alcanzas

Como los sueños que tenías a los 5 años,
reinar un castillo, ser veterinaria,
cazar cocodrilos y casarte por la iglesia;
a los 21 te conviertes en otro soñador

Eres tan distinto y distante,
no sabes valorar, pagar las facturas,
mucho menos apreciar buen arte,
tanta crisis en tan pocos años

Proclamas a Morrison como tu líder de culto,
al hombre de 32 años como tu único amor,
como si otros no tuvieran la misma edad;
tal vez la tengan, lo que no tienen es la capacidad de obsesionarte

Regalarte reliquias familiares, beber cerveza de barril,
dormir contigo y que te digan que hueles a bombones,
y de aquí a 10 años seguirán siendo los mismos,
él con pecas en los hombros y tú con un tatuaje más


Poema para lo que te dé la gana

Este poema es para quienes hacen falta en mi cama,
mientras más escribo, más las alejo,
porque escribo para mi padre, para ti,
y ustedes no tienen nada bueno que decir

Un poema que habla pestes.
Arrojo la tortura y las penas,
un bote de basura personalizado,
fuerte, cansado, honesto

No es amable, no esperes palmaditas en la espalda,
es para que le des nombre a tus dolencias,
y no llores cuando leas a Sylvia Plath

Este poema sirve para que no despiertes,
para un sobreviviente,
porque a mí me dejaron morir.
Es un poema para estar en una borrachera.

Es por todas las veces que no estuviste
en la banca de siempre.
Por las veces que el reloj marcaba las cinco
Las seis, las siete, ocho; otra vez a solas


“A mis muertos”

Ya pasará el tiempo y vas a sanar.
Eso no se le explica a quien acaba de morir con los suyos.
No es suficiente rogarle a Dios,
que dejes el páramo y regreses,


Ojalá  hace 5 años todo hubiera sido broma,
que en el calendario no exista: noviembre 16.
Es el tipo de cosas que deja secuelas


Pero, acá entre nos, prefiero que no vuelvas.
El mundo se está yendo al carajo,
más deprimidos, cambios de horario,
feminicidios y tinder para el amor

Espero que no tengas que regresar.
Te he defraudado, apenas puedo con la licenciatura,
del doctorado ni hablamos

La muerte sabe bien, te juro que sí.
Da lo mismo todo desde hace 5 años.
Voy y vengo del hospital, tengo poemas para aventar al cielo,
a ver si un día de estos me lees






Roma Rey (Paola Florisel Mejía Reséndiz, Coahuila, 1996). Poeta en formación. Estudiante de la licenciatura en Historia en la Facultad de Filosofía, UAQ