No quiero volver a casa de Navarro

Paloma Linik

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Cuando era un niño dibujé un océano de carboncillo y me sumergí en él. La luz no alcanzaba para ver el rostro de los otros niños, esos que me rechazaban porque no entendían que no deseaba jugar más. No sabían que mi madre me esperaba en casa para llorar los amoríos de mi padre, porque un niño entiende que mamá y papá no se aman y que su padre sacia su sed en un océano de rímel y besos baratos.
El mío era de carboncillo, y a veces salía a la superficie para manchar con sus aguas el diván de algún extraño. Él preguntaba qué había en el fondo, y le contaba de los corales y de la fosa en la que podía ocultarme. Ahí no veía a mis padres, y ellos tampoco a mí; de haberlo hecho se habrían lanzado a mi encuentro y llevado en una balsa que pudiese llamar hogar (o al menos eso creía). Pero nadie ha venido a buscarme, y por eso sigo sumergido en mi océano de carboncillo.



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Give me a long kiss goodnight and everything will be alright
tell me that I won’t feel a thing
so give me novacaine
Green Day
I

Billie Joe, dice que tomando novocaína todo será mejor; que el dinero no será un problema y en casa no me esperará una cama vacía para hacer el amor a solas. Una casa donde mis roomies creen que las buenas notas bastan para ser feliz, que dicen que me envidian, sin saber que mi mente se desmorona sin escitalopram. No entienden lo que es un trastorno, que es demasiado cuando piden que esté bien, y que por eso me siento solo.


II

Las cajas de ansiolíticos se apilan en los escaparates de la farmacia; allí no las alcanza la demencia de un pobre diablo que apenas si tiene para pagar la renta. Llevan una etiqueta: “ESTAR CUERDO ES COSTOSO”. Seguramente he de elegir llenar la despensa o hacerme de algunas pastillas y morir felizmente de inanición.


III

Llego al final del mundo en un lote de estacionamiento. A falta de novocaína, me dopo con clonazepam hasta casi perder la conciencia. Arrullado por Billie Joe, me recuesto sobre la banqueta y cierro los ojos. Las luces del super se difuminan al pasar de los extraños. Me acurruco olvidándome de las horas e invocando al Jesús de los suburbios en una calle donde las sombras habitan. No quiero volver a casa. Allí me espera la cama, una despensa vacía y mis roomies que me hacen sentir solo.


*
Esa noche intenté matarme porque estoy hasta la madre de que opinen de mi vida; de escuchar que ayudarla en la escuela me hace un idiota y que sólo me trae como su pendejo. No les daría el privilegio de seguir hablando; no de mí, y ciertamente no de ella.
Me bastaron un par de tequilas y unos cuantos Marlboro para agarrar valor. Até una extensión a la puerta y el otro extremo a mi cuello y, una vez cerrado el nudo, conté los segundos para desfallecer.
Algunos dicen que diez, otros que cinco bastan.
Yo conté hasta veintitrés.
Cuando por fin perdía la conciencia, las náuseas arruinaron el momento. Vomité el coctel de tequila y el vino que me envalentonó. Apenas deshice el nudo, quedé asqueado de mí mismo, tirado en un charco de saliva y vómito donde sentí que merecía estar.
Al llegar los paramédicos dijeron que estaba ebrio, se burlaron de mi intento y me dejaron cubierto en vómito seco.
Mis amigos lloraron como si hubiera muerto (que ironía), y mis padres me llevaron de regreso a Tepic pensando que allí todo iba a mejorar.
Las cosas apenas si cambiarán. Los demás seguirán hablando, y ahora yo seré el imbécil que no pudo morir por ella y que, además, arruinó la fiesta. Por eso maldigo al vómito por asquearme esa vez de la muerte y me maldigo a mí mismo por saber que lo intentaré de nuevo.






Navarro (Anubis Alberto Navarro Rosas, Tepic, Nayarit, 1992). Poeta. Retrata la cotidianidad y  sobre la vida como becario, y sobre cómo es ser foráneo en una ciudad que no termina de pertenecerle. Todo desde la perspectiva de su trastorno: bipolaridad.  Así mismo, Navarro, hace de la poesía un canal de desfogue para sus depresiones y nostalgias. Actualmente vive con sus roomies en la ciudad de Querétaro. Estudia la maestría de vías terrestres y movilidad en la UAQ. Asiste a talleres de creación literaria y lecturas en la ciudad. Le gusta plantar semillas e irá a un retiro budista una vez que termine sus estudios.